Cuando encontraron a José Armando Perdomo Palma flotando boca abajo en un caño del barrio San Vicente, de Soledad, aún estaba con vida. Eran las 10 de la mañana del pasado domingo y por efecto de las recientes lluvias el cauce estaba crecido.

El joven de 19 años tenía un hematoma en la parte posterior de la cabeza que lo dejó inconsciente, eso hizo que le entraran aguas servidas por la boca y la nariz. Además presentaba quemaduras en su espalda y la pierna derecha.  

Según vecinos, un niño de unos 10 años fue quien alertó sobre la presencia de un cuerpo en el caño que pasa por la calle 50A con carrera 3D, en donde desembocan las tuberías del alcantarillado de las casas aledañas.

Un hermano de Perdomo lo sacó del agua negra y en su abdomen, inusualmente abultado para alguien de contextura delgada, se notaba la cantidad de líquido que había ingerido. Su pariente comenzó a darle respiración boca a boca y a hacerle presión en el torso para obligarlo a botar el agua.

José Armando respondió levemente a la maniobra y comenzó a botar líquido, pero seguía sin reaccionar. Varios vecinos ya se habían aglomerado en el lugar. Ayudaron a cargarlo para subirlo a una moto y lo llevaron hasta la Clínica Adela de Char. Cuando la víctima llegó estaba sin signos vitales y los médicos del centro asistencial no pudieron reanimarlo.

¿Qué hacía en el lugar?.

José Armando Perdomo Palma estaba en una zona rodeada de matorrales, aledaña a un solar de arena convertido en una improvisada cancha de fútbol sala, sin líneas que la delimiten y con unas porterías blancas carentes de mallas.

Dentro del terreno de juego estaba una carretilla con la que el joven estaba transportando arena. Lo habían contratado para que llevara seis viajes. Ya había transportado cinco y estaba recogiendo el sexto cuando sufrió el golpe en la cabeza.

Los familiares estaban indecisos sobre las causas del hematoma, aunque las del fallecimiento estaban claras: muerte por inmersión. En las afueras de Medicina Legal los allegados no se ponían de acuerdo si había resbalado y se golpeó en la cabeza con un inodoro que había sido abandonado en el caño o si alguien lo había atacado por la espalda. Las autoridades estarían investigando el caso para determinar qué sucedió con el joven.

José Armando Perdomo Palma era soledeño, el menor de tres hermanos, además estaba soltero y no tenía hijos. Se desempeñaba como ayudante de albañilería.